miércoles, 13 de diciembre de 2006

Un mundo entero

Me gusta pensar que todo ocurre por una razón.
No hay nada que me lo confirme, pero creo que es así.
Pienso en ello.
Dejo que haga un hueco en mi.
Y lo primero que me viene del corazón es que eso de creerme el centro del universo es una chorrada. Mi ombligo necesita creer que todo va a salir bien si sigo haciéndome el tonto pensando que mi vida ya está montadita de principio a fin. Pero no es así, es algo mucho más sutil. Hay una luz, hay un Amor, existe una Vida, y hay una condición sine qua non para entender ésto.
Tienes que estar, tienes que estar aquí para ser feliz, tienes que atreverte a Ver, tienes que tener los cojones que hagan falta para hacer lo se te manda, lo que te pide hacer tu corazón, y lo más jodido es que sin esperar absolutamente nada a cambio. Tienes que quedarte cuando te encantaría estar en un sitio más cómodo, toca escuchar por dentro y por fuera, toca descubrir el valor que tan bien tienes escondido para soltar la mochila llena de mierda que llevas arrastrando tantos años.
Eso de descubrir que estás vivo, y que tu ser no pesa nada, puede ser todo un problema.
Porque ya no tienes excusa para olvidar a tu hermano, ya no hay excusa para no darle todo lo que hay en ti, todo tu presente, toda tu risa y todo tu gozo.
Ya no tienes excusa para irte a hacer otra cosa cuando tu hijo te mira con los ojos de la Vida y te invita a que la vivas con él.
Entonces sí, entonces hasta la más miserable de las miserias puede tener un sentido,
porque puedes dárselo tú.


1 comentario:

Eolrin dijo...

Todo tiene un porqué, todo tiene un sentido... y la mayor parte de las veces es el amor hacia los demás el que nos hace ver que al final el sacrificio merece la pena.