No hay nada que me lo confirme, pero creo que es así.
Pienso en ello.
Dejo que haga un hueco en mi.
Y lo primero que me viene del corazón es que eso de creerme el centro del universo es una chorrada. Mi ombligo necesita creer que todo va a salir bien si sigo haciéndome el tonto pensando que mi vida ya está montadita de principio a fin. Pero no es así, es algo mucho más sutil. Hay una luz, hay un Amor, existe una Vida, y hay una condición sine qua non para entender ésto.
Tienes que estar, tienes que estar aquí para ser feliz, tienes que atreverte a Ver, tienes que tener los cojones que hagan falta para hacer lo se te manda, lo que te pide hacer tu corazón, y lo más jodido es que sin esperar absolutamente nada a cambio. Tienes que quedarte cuando te encantaría estar en un sitio más cómodo, toca escuchar por dentro y por fuera, toca descubrir el valor que tan bien tienes escondido para soltar la mochila llena de mierda que llevas arrastrando tantos años.
Eso de descubrir que estás vivo, y que tu ser no pesa nada, puede ser todo un problema.
Porque ya no tienes excusa para olvidar a tu hermano, ya no hay excusa para no darle todo lo que hay en ti, todo tu presente, toda tu risa y todo tu gozo.
Ya no tienes excusa para irte a hacer otra cosa cuando tu hijo te mira con los ojos de la Vida y te invita a que la vivas con él.
Entonces sí, entonces hasta la más miserable de las miserias puede tener un sentido,
porque puedes dárselo tú.
1 comentario:
Todo tiene un porqué, todo tiene un sentido... y la mayor parte de las veces es el amor hacia los demás el que nos hace ver que al final el sacrificio merece la pena.
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