miércoles, 29 de noviembre de 2006

Meditación de Buena Mañana

Esta mañana levantarse temprano sigue costando lo suyo, pero la verdad, el panorama de poder echarme unas risas y unas patadas con los compañeros de Tai Chi puede con la pereza de las seis de la mañana. Intento hacerme a la idea de que es por mi bien, y que algo de alegría de vivir no le vendrá mal a mi maltrecho chakra base (dícese culo).
Y tan contento empiezo los estiramientos, un brazo aquí, pierna allá, y ala, niños bonitos, todos a meditar.
En otro momento de mi vida me hubiera alegrado, pero en ese momento no sabía qué pensar. Con parsimonia y respeto, cogemos unos banquitos de madera minúsculos y me intento hacer a la idea de que no me tengo que mover durante un buen rato, a la postre indefinido. Hubiera sido un regreso, la verdad es que volver a la meditación es un punto pendiente en mi vida, algo a lo que sé que volveré. Sólo que no esta mañana. Lo digo porque cuando llevaba ¿10 minutos? más o menos, el banquito de los cojones me empezó a aplastar mi muy amado forúnculo perianal, y si bien no dolía, sí que molestaba. Con lo maravilloso que es mi zafu negro, y ahí está, en el salón.
Ni respiración ni leches, a aguantar.
Ya pasará. Cuando ¡¡¡por fin!!! termina la meditación, hicimos la Forma, que en mi caso fue un trabajo personal de superación del ridículo in extremis semejante a Mira Quien Baila.
Bien.
El dolor. Dolor físico que a mi dormida neurona no se le escapa que no es sino un reflejo de cómo me siento en mi interior, un cuerpo-dolor que me pide atención, y que le presto, si no no tendría el buen humor del que puedo presumir frente a este teclado. Un cuerpo-dolor que me doy cuenta siempre he creído que era yo. Tanta historia, tanta pelea, tanto sufrir, y a la hora de la verdad no somos nada y no tenemos tanta importancia. Pero ahora, ahora, ahora me produce alivio, después de AÑOS intentando no ser una mierda. Pensar que hay otra opción y que no tiene por qué ser tan difícil. Que se puede estar bien.
Y mientras mi nene me pide a chillidos su atención, soy consciente de que si bien no le llevo a la guardería por que no me da la gana, por lo menos voy a hacer de padre.
Y con perdón de la mesa, de mi mismo.
Un abrazo grande.

No hay comentarios: